
El artículo, cuya referencia bibliográfica es Rev Esp Salud Pública 2009; 83: 361-370, puede obtenerse en formato pdf en el propio web de la revista en el enlace de la anterior referencia. Sus autores son Pedro Arcos González, Rafael Castro Delgado, Tatiana Cuartas Álvarez y Jorge Pérez-Berrocal Alonso, de la Unidad de Investigación en Emergencia y Desastres (UIED) del Área de Medicina Preventiva y Salud Pública del Departamento de Medicina de la Universidad de Oviedo. Creo que el propio resumen del original, que más abajo se reproduce, es más que suficiente para avanzar su contenido y animar a su lectura.
«El terrorismo es hoy un problema de distribución global e interés creciente para la salud pública internacional. La violencia que comporta afecta a la salud pública y los servicios sanitarios de manera importante y en diferentes ámbitos, entre ellos, aumenta la mortalidad, morbilidad y discapacidad, genera un contexto de miedo y ansiedad que hace muy frecuentes los trastornos psicopatológicos, altera gravemente el funcionamiento de los servicios sanitarios y produce importantes daños sociales, políticos y económicos. Estos efectos son, además, especialmente intensos cuando el fenómeno se produce de manera crónica en una comunidad. El objetivo de este trabajo es examinar la relación entre terrorismo y salud pública, particularmente en cuanto a sus efectos sobre esta y sobre los servicios sanitarios, así como examinar los posibles marcos de abordaje del terrorismo como problema de salud pública, con especial referencia a la situación en España.
Frente a este problema, tanto los sistemas de salud pública como los servicios sanitarios, deberían adaptar sus enfoques y funcionamiento especialmente en seis ámbitos prioritarios relacionados con: (1) La coordinación entre las diferentes agencias de respuesta sanitaria y no sanitaria; (2) El refuerzo de los sistemas de vigilancia epidemiológica; (3) La mejora de las capacidades de los laboratorios de salud pública y de los sistemas de respuesta sanitaria a tipos específicos de terrorismo como son el terrorismo químico o biológico; (3) Los servicios de salud mental; (4) La planificación y coordinación de la respuesta de emergencia de los servicios sanitarios; (5) Las relaciones con la población y los medios de comunicación y, finalmente; (6) Una mayor transparencia en la difusión de la información y un mayor grado de análisis de las acciones sanitarias llevadas a cabo en el ámbito de la respuesta de emergencia.»

Pero, dadas las circunstacias, no me parecería respetuoso ni ético terminar esta reseña sin antes reprobar (en mi propio nombre y, sin duda, en el de nuestra asociación) los brutales atentados terroristas de ETA de los días 29 y 30 de julio de 2009, así como solidarizarnos con todas las víctimas y perjudicados por el mismo, especialmente con las familias de los fallecidos y heridos.
En relación con este nuevo "brote" (resulta obligado entender el término en su sentido psiquiátrico) terrorista con el que la banda criminal ETA conmemora su 50 aniversario de muerte, indignidad y desprestigio, sugiero las siguientes lecturas complementarias:
"Órdago terrorista", editorial del diario El País del 30 julio 2009.
"Rumbo a ninguna parte", editorial del diario El País del 31 julio 2009.
Artículo "ETA, la costumbre de odiar", de José M.ª Guelbenzu.
Reportaje "Medio siglo de terror".
Entrevista a Julen Madariaga, dirigente histórico y fundador de ETA.
Reseña realizada por José M.ª Morán Llanes, Médico Inspector, Máster en Salud Pública y Presidente de la AISSMa.
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[Mayo, 2010]