Autoconsiderado ácrata, apolítico e individualista, participó en la “División Azul” como medio para “salvar” a su padre (Gobernador Civil de Valencia durante la República) de la represión de la dictadura. Tras ello estudió Derecho y Filosofía y Letras aunque su vocación le llevó a formar parte (1947) de la primera promoción del Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas de Madrid, junto con Juan Antonio Bardem. Al poco tiempo (1953), con 31 años, estrenaba ¡Bienvenido Mister Marshall! considerada por historiadores y críticos como el comienzo del cine moderno en España y base del que sería el cine de Berlanga. La película es genial por su guión (Miguel Mihura y Juan Antonio Bardem), por su dirección, por el retrato surrealista de la sociedad española de la época y del ser humano de siempre. Y, por supuesto, por las magistrales interpretaciones de Manolo Morán y del genial Pepe Isbert: «Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación y esa explicación que os debo, os la voy a pagar, que yo como alcalde vuestro que soy,...».
El crítico Carlos Boyero ha escrito: «obras de arte tan incontestables, profundas y deslumbrantes como Plácido y El verdugo, películas cuya fuerza expresiva no se agota aunque las hayas visto cien veces, con un encanto al que pueden acceder el espectador profano y el cultivado, retrato inmejorable en necesario blanco y negro de una España auténtica, vitalista, sórdida y eterna, fusión de la comicidad y la tragedia a través de un realismo que deriva en el mejor esperpento, feroces y piadosas, relatos en los que no falta ni sobra una imagen ni una palabra». Y atribuye gran parte de su éxito a «su encuentro con la acidez y la sabiduría de Rafael Azcona potencie las esencias de su cine, el complemento admirable de dos inteligencias fuera de lo común. Existe gracia, ternura (tal vez excesiva), vocación lírica, costumbrismo del bueno, ironía (no el sarcasmo posterior) en el Berlanga anterior a Plácido y El verdugo». Los guiones de Plácido, nominada para el Óscar a la mejor película de habla no inglesa en 1962, y El Verdugo son obra de Rafael Azcona.
Tras este trío maestro de películas transcurrieron quince años hasta que con la llegada de la democracia, en 1978, se estrenó otra de las mejores y más exitosas realizaciones de Berlanga: La Escopeta Nacional inicio de la trilogía de “Los Leguineche” cuyo cabeza, el Marqués, interpretó magistralmente Luis Escobar. En 1986 Berlanga recibiría el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, el primero para un cineasta.
Por último, como ejemplo final de su forma de ser, merece destacarse su colaboración con Médicos sin Fronteras (MSF), donde describen el «extraordinario gesto de generosidad, el director de cine Luis García Berlanga aceptó ser el protagonista del spot de la campaña Pastillas contra el dolor ajeno. El autor de películas como El Verdugo o la Escopeta Nacional accedió a que le grabáramos en su propia casa y a compartir escenas con su asistente y su nieto en la vida real. En un ambiente íntimo y cotidiano, Berlanga nos narra el primer momento del día, en el que, debido a su edad y achaques, debe tomarse diversos medicamentos. Y nos conmueve al explicarnos que, de todas las pastillas que debe ingerir diariamente, sus preferidas son las que le tratan contra el dolor ajeno, las que toma "para ayudar a los que no tienen pastillas para curarse". Son los enfermos olvidados».
Las “Pastillas contra el dolor ajeno” son un símbolo de apoyo y de compromiso con Médicos Sin Fronteras en su lucha por tratar a personas que padecen enfermedades olvidadas. Son caramelos de menta que se presentan en un envase de 6 unidades, una por cada enfermedad olvidada. Los fondos de esta acción se destinarán a financiar proyectos de MSF de tratamiento de estas enfermedades. Con un sencillo gesto y de forma muy accesible, con tan sólo 1 euro podemos contribuir a mejorar la vida de miles de enfermos olvidados.
Para ampliar información: especial Berlanga en El País.
José M.ª Morán Llanes es Médico Inspector, Máster en Salud Pública y Presidente de la AISSMa.
Aunque no sea sobre el asunto propio de su blog de inspección sanitaria (que también es de gran calidad) creo que este artículo no debería pasar desapercibido, pues me ha parecido de lo mejor (documentado, entendido y entrañable) que he leído sobre Berlanga en estos días. Mis felicitaciones.
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