19 de diciembre de 2011

La Crisis Económica: Preguntas y Alternativas. ¿Recortes o Racionalización?; por C Málaga

Claudio Magris dice que no estamos más cerca de las personas que tienen las mismas respuestas que nosotros ante determinadas preguntas, sino que estamos más cerca de las personas que se hacen las mismas preguntas que nosotros, con independencia de cuál sea la respuesta.

En esta crisis económica que estamos sufriendo, es importante mantener viva la capacidad de preguntarse y no aceptar los acontecimientos y las soluciones que nos dan y se nos piden, como inevitables, porque quizá sea eso lo que se pretenda, que no reflexionemos.

Preguntarse es a veces más importante que responder, porque las soluciones a un problema empiezan a aparecer cuando uno se pregunta con objetividad en qué consiste el mismo.

En este sentido hay una clara homogeneidad en la atónita sociedad española que se pregunta constantemente qué está pasando aquí, al tiempo que se extiende cada vez más un sentimiento depresivo y negativo sobre el futuro y sobre la capacidad de nuestros políticos para sacarnos de esta situación: mientras nos plantean soluciones que apuntan a nuestros bolsillos nos asustan bombardeándonos con tecnicismos económicos que comprendemos con dificultad. Nos desayunamos cada mañana con la “prima de riesgo” cuya alza nos amedrenta continuamente.

Por ello es lícito seguir preguntándonos los PORQUÉS (con mayúscula) de esta crisis, con más profundidad si cabe que cuando empezó, porque sigue sin haber respuestas satisfactorias.

Como en la película de Almodóvar, el sentimiento generalizado se expresa con la frase: ¿Qué he hecho yo para merecer esto!!?

La explicación técnica de porqué se ha producido esta crisis nos la han repetido hasta la saciedad y es de todos conocida: hipotecas “subprime”, crisis crediticia “Ninja” (no income, no job, no assets) en un escenario de burbuja inmobiliaria mundial.

En esencia consiste en que un grupo de estafadores de alto rango, muy organizados y muy bien pagados por las grandes entidades financieras, idearon, principiando por EE UU y Wall Street, por medio de maniobras basadas en falsedades ilícitas y opacas y llevados por el ansia imparable del estricto beneficio monetario, mecanismos por los que nos han robado a todos, para después, cuando se descubrió la mentira, declararse en quiebra y pasar la patata caliente a los estados y gobiernos.

Estos se dieron cuenta tarde (¿?) de su falta de vigilancia y supervisión, y ahora plantean soluciones que pasan fundamentalmente por ayudar precisamente a los que están en bancarrota, dando por hecho que el mantenimiento del actual sistema financiero es imprescindible y sin este, el mundo occidental tal como lo conocemos no podría seguir existiendo. La apuesta es por el libre mercado y sus leyes inamovibles, sin que nadie sepa muy bien que medidas son eficaces tras 4 años en esta situación, y así presenciamos confusos como en estos momentos América y Europa toman medidas contradictorias que pasan en muchas ocasiones por agujerear, como hemos dicho, nuestros bolsillos o por eliminar prestaciones sociales.




Esta explicación, aunque se entiende, satisface poco. Existen preguntas más complejas e importantes que atañen, sobre todo, a la responsabilidad de lo ocurrido: ¿quién lo consintió, permitió, no actúo o incluso incentivó? ¿Quién se equivocó? (la extensa lista de errores de las agencias de “rating” hace inconcebible que sigan funcionando por encima de países y hasta continentes enteros). ¿Ha sido el actual sistema financiero y sus normas de “no control” el facilitador de esta crisis? ¿Hay algo que cambiar? Y la pregunta fundamental: ¿qué se puede hacer?

Cuando alguien roba y es descubierto, se le juzga y encarcela ¿Por qué no hay nadie en la cárcel (salvo burdos pero efectivos estafadores como Bernard Madoff) cuando nos han explicado quién, cómo y cuando han participado en esta crisis?

Sencillamente porque al poder no le interesa hablar de responsables.

Sencillamente porque quienes detentan el poder político, financiero o económico protagonizan un cambalache vergonzoso de intercambio de responsabilidades que los ciudadanos hemos aceptado inexplicablemente: diputados, ministros y hasta líderes sindicales que sin solución de continuidad pasan de lo público a trabajar para grandes entidades financieras. Véase como ejemplos al exvicepresidente del gobierno, ministro de economía del PP y presidente del FMI Rodrigo Rato ahora en Bankia, al ex ministro de economía del PSOE Pedro Solbes en Barclays, el ex ministro del interior del PP Ángel Acebes en Bankia, el ex secretario general de CC OO, José María Fidalgo en el Instituto de Empresa, al ex diputado del PSOE y antiguo secretario general de CC OO Antonio Gutiérrez en Bankia. Esta situación, que ya tiene nombre (revolving doors) manifiesta claramente las interconexiones íntimas del poder político (de amplio espectro) con el financiero y debe ser cambiada.
¿Se pueden defender las mismas cosas desde barreras tan contrapuestas?

Con el tiempo la “crisis” está pasando a ser algo etéreo, intangible, sobrevenido, inevitable, no previsible, mundial y por tanto independiente de nosotros y muy difícil de combatir. O al menos eso es lo que nos cuentan.
No existe ningún pudor en nuestros gobernantes para atribuirle todos nuestros males. La palabra “crisis” justifica cualquier deficiencia, cualquier mala gestión. En este maremágnum todos los problemas son achacables a la misma y por ello reina la irresponsabilidad sobre lo sucedido, de la que antes hablábamos.
Y encima, para muchos políticos la crisis ha pasado de ser un problema a ser una solución con la que justificar cualquier medida que se plantee.

Parece que nuestros políticos y gobernantes quieren ahora que no nos preguntemos más, ni exijamos responsabilidades, que nos olvidemos de los culpables y que pasemos todos a colaborar para salir del agujero al grito unánime de “¡Hay que apretarse el cinturón!”.

La cuestión está en considerar qué cinturón hay que apretar y cuanto.

¿Podemos preguntarnos antes de que nos constriñan más, a quién se ha debido este déficit público, esta falta de dinero que nos afecta tan gravemente? ¿Quién, cómo y en qué se ha gastado tanto para que ahora debamos tanto y tengamos tan poco?

Para centrar la cuestión y sin ánimo de exhaustividad, señalaremos sólo algunos aspectos que ilustran con claridad que esta crisis mundial tiene antecedentes distintivos en nuestro país por el despilfarro vergonzoso del dinero público (quizás por la consideración que algunos políticos tienen de lo “público”. Recordemos la famosa frase de la ministra Carmen Calvo: “El dinero público no es de nadie”).
Solo como ejemplo revisemos el gasto de los últimos años en infraestructuras y transportes en nuestro país: ferrocarril, AVE, aeropuertos y autopistas.




El primer y ambicioso plan de Infraestructuras comenzó con el primer gobierno del PP con Aznar y se diseñó para el periodo 2000-2007. El PSOE con Zapatero diseñó un Plan de Infraestructuras y Transportes (PEIT) 2005-2020, nuevo y mucho más ambicioso, que dejaba pequeño el plan del PP.

La inversión prevista era de casi 250.000 millones de euros (casi 42 billones, con B, de las antiguas ptas.), el 25% del PIB español, de los que casi la mitad, el 48% se destinaban al ferrocarril y de estos la mayor parte a la construcción de ¡9.000 Km! de tren de Alta Velocidad AVE.

Como puede verse España tiene una red de AVE (más de 250 Km/hora) en extensión, uso y construcción muy superior a Japón, Francia y Alemania, países todos ellos con una población y una renta per cápita mucho mayor que la española.

Sencillamente esto es de locos. Pero como la locura del cuento de la lechera, el cántaro ha empezado a romperse en pedazos: por ejemplo en el mes de Julio pasado se cerró la línea Toledo-Cuenca-Albacete (en la que se invirtieron 3.500 millones de euros) por deficitaria al solo llevar de media unos ¡9 pasajeros/día! con pérdidas de ¡18.000 euros/día! ¿No tiene responsables este descontrol?




Parece que todas las líneas de AVE en España son deficitarias, unas más que otras. Como regla normal de cálculo se estima que para que una línea sea rentable debe transportar unos 6 millones de viajeros anuales en trayectos de entre 400-700 Km. Actualmente solo se aproxima a esto la línea Madrid-Barcelona que transporta unos 5 millones. Por eso países tan ricos y poblados como Francia, Japón o Alemania solo tienen unas pocas líneas en uso y no tienen previstas grandes ampliaciones.
¿Puede nuestro país soportar, no solo las tremendas inversiones realizadas, sino el mantenimiento de infraestructuras tan deficitarias y tan desacordes con nuestro nivel de renta y población?

Pues como vemos, “Spain is different”.




La inversión en infraestructuras aeroportuarias también ha sufrido un crecimiento logarítmico y desproporcionado en los últimos tiempos.

España cuenta actualmente con 50 aeropuertos y en 2020 están previstos 59 (si alguien no lo remedia).
Alrededor de Vitoria existen 5 aeropuertos a menos de 100 Km. La comparación con Alemania, un país con 82 millones de habitantes y un PIB, 3 veces superior al de nuestro país, no admite réplica. Alemania “solo” puede permitirse 38 aeropuertos, eso sí magníficamente situados y potenciando aquellos que se consideran estratégicamente adecuados.




El fiasco de muchos aeropuertos de nueva construcción en España es demoledor: Castellón, Huesca, Lleida, León, Albacete, etc. Todos ellos escandalosamente deficitarios y que nunca alcanzarán ni a cubrir los gastos operativos ni mucho menos a recuperar la inversión realizada.

Veamos como ejemplo el aeropuerto de Ciudad Real (el que intentaron comprar entero unos narcotraficantes). El proyecto tenía una inversión prevista de más de 1.000 millones de euros, planificado para mover 2,8 millones de pasajeros al año (Ciudad Real tiene 78.000 habitantes), y además era de “iniciativa privada”. Al final quedo claro de quién era la iniciativa privada: de Caja Castilla La Mancha (CCM) que tenía el 68,8% de las acciones del aeropuerto. Como es sabido el Banco de España intervino CCM en marzo de 2009. El aeropuerto de Ciudad Real, inmerso en un concurso de acreedores (debe 320 millones de euros) acaba de ser cerrado por el juzgado de lo mercantil.
Sencillamente vergonzoso. ¿No hay nadie responsable de este descalabro?
Otra vez “Spain is different”.




Las autopistas de peaje constituyen otra faceta del despilfarro, iniciado como hemos dicho en tiempos de los primeros planes de infraestructuras del PP y que se continuaron con el PSOE, como en una especie de competición para ver quién lo hacía peor. La palabra austeridad no entraba en el diccionario de ninguno de los dos partidos cuando gobernaban, por ello cuando se habla de austeridad ahora, es necesario recordar a cada cual lo que planificaron, porque se nos olvida.

Solo un dato: a finales de 2007 España tenía 14.287 Km. de autopistas y autovías, un 8,8% del total de carreteras y era el tercer país del mundo en longitud de vías de alta capacidad solo superado por EE UU y China. Sin comentarios.
Veamos 3 ejemplos de costes y utilización prevista y real de las innumerables obras civiles acometidas:
* Las autopistas radiales de entrada y salida de Madrid: R2, R3, R4 y R5 en su conjunto tienen un tráfico medio que no llega al 30% del trafico que las hace rentables. La inversión fue de 2.552 millones de euros.
* La autopista AP-41 Madrid-Toledo tiene un tráfico 79% inferior al previsto. Inversión: 440 millones de euros.
* La autopista M-12 al aeropuerto de Barajas figura en el “Guinness de los récords” como uno de los peajes más caros del mundo: 9,4 Km. cuestan 1,8 euros vehículos ligeros y 2,25 los pesados. Diseñada para 50.000 vehículos diarios, circulan 9.000. Inversión: 426 millones de euros.

Puede argumentarse que algunas de estas obras han sido de “iniciativa privada” y que no han costado dinero al erario público. Como sabemos las concesionarias (pertenecientes a SEOPAN asociación de grandes constructoras españolas) de estas autopistas están demandando continuamente ayudas al Estado (120 millones de euros al año) ya que no se cumplen los términos de las adjudicaciones fundamentalmente en la utilización prevista, y este déficit se va a financiar ineludiblemente con más deuda pública y/o lo que puede ser peor, estableciendo peajes en las autopistas y autovías que ahora son gratuitas.

Como vemos, esta nueva ortodoxia de la gestión privada de lo público que nos invade, no resuelve en si misma los problemas. Las cosas no salen gratis porque se gestionen privadamente cuando la planificación previa de la inversión es errónea, teñida de falta de austeridad y de intereses políticos, cuando no de otro tipo. Al grito de ¡una autopista para mi pueblo! muchos mandatarios han requerido infraestructuras al Estado, como si ser buen gobernante fuera sinónimo de conseguidor. Ya están las autopistas… ¡pero sin vehículos! Y ahora ¿como se pagan?

El paralelismo que puede establecerse con la concesión administrativa de los nuevos hospitales de gestión privada es evidente y también existen advertencias de las concesionarias en este sentido. Pero este tema merece amplio comentario otro día.

Baste todo lo dicho para hacernos reflexionar sobre el despilfarro ocurrido y tener una idea de la entidad del mismo. Todo parece indicar, como señalábamos, que nuestro país tiene señas de identidad propias en esta crisis económica.

Hablando de gasto, no se puede dejar de mencionar el coste que han supuesto los sucesivos rescates de las entidades financieras intervenidas por el Banco de España una vez sobrevenida la crisis. España destinó al rescate bancario el 14,3% del PIB.

En este año y a 30/09/2011, la banca española ha ganado 9.328 millones de euros.

Es difícil de comprender por la ciudadanía que la banca siga dando estos beneficios, mientras llegamos a los 5 millones de parados y la restricción del crédito a las familias y empresas nos ahoga cada día más. Quizás vaya siendo hora de plantear la creación de una banca pública nacionalizada que garantice la financiación de la actividad productiva y la disponibilidad de crédito a empresas y ciudadanos que lo requieran y que sirva de contrapeso a la banca comercial privada.

¿Y cuales han sido las soluciones y medidas tomadas?: los famosos “Recortes”, otra palabra que nos hemos acostumbrado a escuchar con reiteración.

Recortar significa disminuir o hacer algo más pequeño. Por definición es discriminatorio, es decir un recorte selecciona “per se” qué parte del presupuesto disminuir para excluir las demás. Recorto de aquí pero no de allí.
Por lo general obedecen a decisiones políticas puntuales, aisladas la mayoría de las veces de un plan global de disminución del gasto publico, con gran carga de oportunismo político y/o son el resultado de presiones externas a nuestro país para seguir concediéndonos ayudas y apoyos.

Muchas veces solo constituyen gestos para presentar ante la opinión pública o ante las autoridades europeas, como justificantes de que se están tomando medidas. El recorte realizado por la congelación de las pensiones “solo” supuso 1.530 millones de euros de ahorro, que comparado y contrapuesto con algunos ejemplos de gasto antedichos, se constituye en un gesto más que una medida de verdadera y efectiva disminución del gasto, frente a otras alternativas de ahorro.

Asimismo esta política errática de recortes económicos esta haciendo aflorar con intensidad los errores en la planificación del gasto que hemos señalado. En época de vacas gordas todo valía, pero ahora, cuando el Estado tiene que encoger y sin un plan global estructurado, los defectos en la articulación solidaria del Estado, las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos están empezando a aparecer.
Al grito de ¡sálvese quién pueda! como en el “Titanic”, cada cual se mira su propio ombligo y cuenta sus propias monedas. Y ahora en época de vacas flacas, vemos asombrados como pacientes próximos a centros asistenciales dejan de ser atendidos porque pertenecen a otra Comunidad, o como se deja de financiar el transporte publico de ciudadanos de otra Comunidad, o como se cierran hospitales en una Comunidad porque no hay liquidez, etc. Mientras el Estado Central, exangüe, contempla impertérrito esta quiebra de la solidaridad y la necesaria estructuración homogénea de nuestro país.

No es razonable seguir así.

Se hace evidentemente ineludible que esta política de recortes dé paso a un plan de racionalización del gasto público que afecte a todas las partidas presupuestarias, priorizando el ahorro allá donde sea más razonable y manteniendo el gasto social de manera que no se quiebre el estado de bienestar que hemos conseguido tras tantos esfuerzos. No vale solo con fijar un techo de endeudamiento (lo cual está bien, pero es un objetivo no un instrumento), sino que el Estado ha de decidir, mediante un plan, donde se puede ahorrar más y cómo, y donde menos.

Racionalizar supone organizar los servicios y prestaciones de manera que se aumenten los rendimientos y se reduzcan los costes. Es decir supone planificar el gasto público mejor de lo que se ha hecho, de acuerdo a nuestra situación, previsión futura de crecimiento, nivel de renta y población. Y al mismo tiempo e inseparablemente, supone gestionar mejor, es decir mantener la calidad de los servicios públicos prestados abaratando costes y esto siempre es posible porque existen grandes bolsas de ineficiencia en la administración pública. El trabajo por objetivos, la retribución variable ligada a los mismos, la adecuación de los puestos de trabajo a las verdaderas necesidades, la profesionalización obligada hasta ciertos niveles, la instrumentación efectiva de herramientas de gestión privada en el ámbito público, etc. deben ser implementados en la Administración para lograr mejorar la gestión.

Por todo lo dicho: no a los Recortes y si a la Racionalización del gasto.

En el ámbito sanitario, siguiendo el mismo argumento, se hace necesario insistir en conservar la sanidad pública, gratuita y universal en nuestro país como uno de los pilares de nuestro estado de bienestar. Asimismo es ineludible una planificación estatal de las prestaciones y servicios sanitarios que evite discriminaciones entre regiones y asegure la homogeneidad de las mismas y un plan de gestión y racionalización del gasto sanitario público que instaure herramientas reales de medición y comparación del gasto.

Para finalizar es importante señalar que la crisis está poniendo en entredicho las bases mismas del funcionamiento del sistema económico internacional actual. En EE UU, el corazón del capitalismo, los hechos nos están haciendo ver que algo hay que cambiar. El tercer mundo ya no está tan lejano. Este sistema está pidiendo a gritos reformas que soslayen de alguna manera los nuevos estados de necesidad. Todos somos más pobres y algunos pocos son mucho más ricos.




El paro en España es un signo claramente distintivo del resto de países de nuestro entorno y es una consecuencia insostenible, como hemos visto, de errores anteriores.

Feliz Navidad y que los Reyes magos nos traigan mejores obsequios que los que esta crisis nos ha regalado.

Carlos Málaga Tello, es Médico Inspector de la Consejería de Sanidad de Madrid y Especialista en Gestión Hospitalaria.

7 comentarios:

Presidencia de AISSMa ;-) dijo...

Mis felicitaciones a Carlos Málaga por su excelente (aunque largo) artículo, en el que analiza la “etiopatogenia” de la crisis mundial. Como Zola, acusa a los responsables financieros y políticos (y vicecersa) de la vergonzante “yatrogenia” producida, y de cargar a la sociedad que actúa de “paciente” con las consecuencias patológicas del proceso, a la vez que le cobran una desorbitada “minuta” por los “tratamientos prescritos”. Siguiendo con el paralelismo sanitario, esperemos que, al final, la justicia resuelva la pertinente “reclamación por responsabilidad patrimonial” y se indemnice al “paciente y a su familia”, como correspondería.

Sin embargo, al igual que Carlos, creo que esto es un bonito cuento navideño y que los (ir)responsables acabarán siendo indultados como, a escala nacional, ha perpetrado el gobierno socialista con el directivo del Banco de Santander, Alfredo Sáenz. Resulta sorprendente que a algunos todavía les extrañe la aparición del fenómeno de los “indignados” y su persistencia. “Si ya han protestado, ¿por qué no se marchan ya?”, como si la crisis hubiera sido pasajera, se preguntaban los más estultos o los no afectados aún por ella.

Como la situación no se encauce pronto y de forma razonable, el iceberg (del que los “indignados” representan el 10% emergido) acabará hundiendo al “Titánic” que creíamos que era nuestra sociedad occidental del bienestar con su 90% invisible, en forma de estallido social generalizado.

Enrique Galiano dijo...

Genial artículo. Claro y contundente. Ojala "quien corresponda" tome nota y (después de ruborizarse)actúe con decisión y no precisamente contra los mismos (que es lo más fácil, por otra parte) ni de la misma manera (recortando).

RM dijo...

Un artículo muy bien estructurado pero que llega algo tarde.
El análisis del problema de la crisis está muy bien. El planteamiento de soluciones basados en la racionalización es lógico y evidente.
Este trabajo debería haberse hecho hace 2 ó 3 años. Hoy, y a mi entender no tiene sentido perder el tiempo en ello.
No me gustaría que se viera este apunte como derrotista ni siquiera pesimista, sino todo lo contrario: realista.
Sólo pregunto: ¿Cómo vamos a pagar los intereses de la monstruosa deuda que hemos generado? Pensar que debemos pagar 100 millones de euros al DÍA.
Decía el autor del artículo que los recortes por el plan de ajuste supusieron un ahorro de 1.530 millones de euros: 15 días de pago de intereses...
Si no podemos pagar ni los intereses, imaginaros cómo podremos pagar la deuda. Será una burbuja que nos explotará más pronto de lo que nos imaginamos.
Tenemos que pensar desde ahora mismo que no es posible que nuestra economía ni nuestro pais pueda pagar esta barbaridad.
La única solución viable pasa por la condionación de la deuda a nivel mundial y la puesta a cero de todas las economías.
Comenzar de nuevo y aprender de los errores cometidos...

Anónimo dijo...

El artículo es sencillamente, fantástico y me alegro que el autor lo haya publicado. Un saludo.

Mariano Rigabert dijo...

Artículo ameno, al estilo de Carlos Málaga, y muy bien redactado. Enhorabuena y ¡¡Felices Fiestas a todos!!

Duyal servicios web dijo...

Interesante artículo contiene información importante, gracias por informarnos sobre este tema.

Carlos Málaga dijo...

Gracias por los comentarios.
En mi artículo he intentado incidir, entre otras cosas, en la responsabilidad de nuestros gobernantes sobre el dinero y el gasto público.
Y acaba de ocurrir otra vez. Las primeras medidas del gobierno del PP han sido subir los impuestos. Lo que dijeron que nunca harían lo han hecho. Donde dije digo, digo diego, con apenas una semana de diferencia.
Y no ha pasado nada.
Las razones, claro, las de siempre: ha sido muy doloroso para nosotros, queridos ciudadanos, pero: NO HABIA MAS REMEDIO.
¿Porqué?, nos preguntamos. Pues porque hemos llegado al Gobierno y nos hemos encontrado con un 8 y pico % de déficit, en vez de un 6% que decía el anterior Gobierno, y por ello tenemos que ahorrar más o recaudar más y hemos optado por lo último.
¿Entonces el Gobierno anterior ha incumplido o nos ha engañado a todos? ¿No sería bueno pedirle responsabilidades sobre las cuentas que ha entregado?
Bueno…, se nos dice por el nuevo Gobierno, eso ya es agua pasada y ahora hay que arrimar el hombro todos.
O sea, ¿si no se cumple un compromiso de gasto o de déficit, no pasa nada, no hay responsables, a nadie se le piden cuentas, ni se le cesa, ni mucho menos se le enjuicia?
O es que no interesa poner de manifiesto las vergüenzas del otro porque yo también tengo las propias (obsérvese el descomunal déficit de la Comunidad Valenciana o el del Ayuntamiento de Madrid, etc…).
Y en lenguaje llano: si no me pasa nada por no cumplir un presupuesto o un compromiso de gasto, ¿para que hacerlo?, si puedo gastar o endeudarme más, pues lo hago.
Y así nos va, apretándonos cada tanto un agujero del cinturón, o en la calle porque se ha perdido el empleo y la casa, mientras se mantienen embajadas de las comunidades en el extranjero ( mas de 200 en 2010), o infraestructuras absolutamente deficitarias, o miles de empresas publicas vacías de contenido o con objetivos espurios.
Leído por ahí: nuestro país se está convirtiendo en un estado bancario de derecho que propugna como valores superiores de la presunta representación del pueblo, un sistema electoral plebiscitario cuatrienal sin control social alguno y sin el mínimo asomo de separación de poderes.
Va a llegar un momento en que, aunque nos apretemos el cinturón, se nos caerán los pantalones.

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