Estimado compañero Germán aprovecho tu idea de comenzar un debate para añadir algo a tus comentarios. En primer lugar te agradezco tus opiniones, aunque, como vas a ver, no las comparto. Se podrá discrepar, como yo pienso hacer, pero no hay lugar para las quejas ante quien libremente expresa sus opiniones, sino respeto. Desde luego que no todas las opiniones son respetables, pero menos respeto me merecen los anónimos, ojalá hubiese más opiniones, pero con nombre y apellidos. Espero que cunda tu ejemplo.
Y te agradezco tus comentarios porque, próxima la renovación de la Junta Directiva de esta Asociación y con ella, felizmente, mi cargo de representante, me has animado a aclarar algunas cosas y a decidir otras.
Dices que “…esta renovación no debe ser un mero lavado de cara, sino el comienzo de una nueva etapa en la que la necesaria renovación de la Inspección se vea impulsada por los que mejor conocemos las posibilidades que existen y las dificultades para desempeñarlas”. Yo creo que la renovación de la Junta Directiva es algo obligado por los estatutos y no creo que sea necesario detallar el currículum, por ejemplo, de Jesús Rodríguez, que cesó como presidente por razones personales. No olvido al resto de miembros de la Junta Directiva aunque no los cite uno a uno.
Creo que la competencia de los miembros de la Junta Directiva (que son meros “representantes”) tiene poco que ver con las posibilidades que tiene la AISSMa de impulsar algo (que depende de la fuerza, de la cohesión y del compromiso de sus asociados, de todos).
Tengo claro que somos una parte imprescindible del sistema sanitario, con reconocimiento o sin él, que la verdad es la que es aunque se mire al revés. Entiendo que estamos hablando de, y ¡¡defendiendo!!, un sistema público, que son muchos los que hablan y pocos los que realmente lo defienden. La prueba del algodón es que todas las medidas privatizadoras de servicios públicos inexcusablemente van acompañadas de la anulación de los sistemas de control. La explicación tampoco es complicada, se privatiza para hacer negocio y a menos control más negocio. Hay que lograr la máxima eficiencia. Aunque el actual gobierno de la CM niega la privatización y promete más Inspección, justo lo que estamos viendo y viviendo.
Las recientes movilizaciones con la Carrera Profesional lo que señalan es la existencia de una necesidad, sí. Pero no de reconocimiento profesional sino de un salario decente. Si existiera ese salario no haría falta movilización para la Carrera Profesional, cuyas negociaciones, por cierto, van algo lentas. Esperemos que, tras las próximas elecciones generales, no acaben donde acabó la mesa técnica para el reglamento de la Inspección (que también tuvo su origen en el despacho del DG de RR HH, aunque después se dejó en manos de la DG de CAEI).
Dices que “Es triste que se haya tenido que llegar a la movilización asamblearia, porque implica que no han funcionado los mecanismos normales de representación”. No sé si entiendo correctamente tu párrafo pero quiero dejar clara la actuación de la AISSMa. En la primera reunión con la ilustrísima directora general nos impuso como interlocutor a un ¡veterinario!. Con todos mis respetos para esa disciplina hay que resaltar el alarde de sensibilidad y dominio del terreno de la citada ilustrísima. En una reunión posterior expulsó a un miembro de la Junta Directiva porque era farmacéutica (ella misma es farmacéutica, ¿complejo de inferioridad?, s.c.). Después mostró, campechana, toda su competencia, que empezaba en el insulto y finalizaba en las amenazas. En una asamblea de la AISSMa dejé claro que me negaba rotundamente, por razones evidentes, a entrevistarme con personaje de tan cualificados argumentos y sofisticados modales. Me consta que conociste a la Sra. Borrego. Así que anímate, lo que no puede ser no puede ser, no es triste, son las cosas de la política, que una persona de esos conocimientos y ese talante sea nombrada director general. Pasa con todos los partidos políticos. Lo triste ha sido cuántos han soportado desprecios e insultos, sumisamente. Cuántos funcionan mejor con el miedo y la amenaza que con la razón. Cuánto candidato a un puesto en el pesebre. Con eso hemos conseguido una “productividad” a cuenta, pero me temo que nos estemos jugando la carrera profesional de verdad.
Opino que la Carrera Profesional debería ser un objetivo a desarrollar, impulsar y conseguir por la propia Administración. Mal asunto si se lo tenemos que explicar nosotros.
Comparto tu reconocimiento, espiritual, al enorme esfuerzo que están realizando los compañeros que forman la Comisión, en la negociación del reconocimiento de la Carrera Profesional, en estos últimos meses. Y lo comparto con el esfuerzo físico que lleva realizando la Junta Directiva de la Asociación de Inspección de Servicios Sanitarios de Madrid estos últimos meses como desde hace años, sin contar con el aliciente de una “productividad”.
Respecto a las condiciones que debe reunir esta Asociación, evidentemente, debe tener afiliados/asociados, mejor muchos que pocos. Sobre el resto de condiciones creo que por ahora están claras en sus estatutos, pero nada impide que se modifiquen en el sentido que los asociados quieran. Me sorprende ese prurito que les produce a algunos la política. Se puede ser ignorante pero no apolítico. Queramos o no la política nos afecta. Actualmente, defender un sistema sanitario público es ser políticamente bastante radical y muchos de los que dicen defender el sistema público deberían revisar sus convicciones políticas o ser más coherentes en su discurso. Por ejemplo, en el escándalo de Leganés, la famosa denuncia, entre otras barbaridades, afirmaba “que la Inspección conocía los hechos y miraba para otro lado”, ¿hay que callarse o, lo que es peor, apoyar la actuación de la Consejería de Sanidad?
Creo que la condición fundamental de cualquier asociación es la participación, la “vida” que aportan sus afiliados. El peor efecto que provocan algunos mequetrefes, que gracias a la política (otra vez la política) pululan de cargo en cargo por la Administración Pública, no se debe a su maldad sino al silencio de las personas honradas que los rodean. Por eso, a las condiciones que señalas yo antepondría las condiciones que deberían tener los afiliados. Creo que la plegaria del bíblico Rey Salomón lo resume con acierto: “Señor dame valor, paciencia e inteligencia. Valor para cambiar las cosas que han de ser cambiadas, paciencia para soportar las que no tienen remedio e inteligencia para distinguir las unas de las otras”.
Finalmente, como ves, no comparto en mucho tu postura pero estoy convencido de que sí es compartida y representativa de una parte de asociados. Y todo esto me ha convencido de que no debería estar en la nueva Junta Directiva. Me comprometí con Pepe a estar en su candidatura y en su programa y los apoyaré, pero sinceramente creo que otro asociado debería ocupar mi puesto en esa lista. Estoy seguro de que Pepe sabría elegir a la persona más adecuada para sustituirme en su lista, entre todos los candidatos dispuestos a participar más activamente en esta nueva etapa de la AISSMa, que, sin duda, se anticipa interesante.
Estas son mis opiniones, con las que no espero que ningún ciego, menos si es voluntario, recupere la visión. Animo a todos a participar activamente en la AISSMa porque sólo una asociación viva y fuerte podrá defender nuestros intereses, al menos esos intereses que son comunes.
Santiago Porras Carrasco, es Médico Inspector (funcionario de carrera) de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid.