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Dejábamos a “Pequeño Cuervo Negro” en una noche lluviosa preocupado por el impacto de sus medidas económicas y la bajada del salario a los trabajadores públicos.
Alguien había roto el cerco de la caravana y podía pedir auxilio.
La pregunta estaba en el aire: ¿por qué esta medida contra los trabajadores públicos y no acometer un plan general de recorte del gasto? ¿Son los funcionarios unos privilegiados por tener un trabajo seguro y supuestamente de poco esfuerzo, y por ello se justifica la bajada de sus salarios?
Todos los “Sioux” habían recibido órdenes de explicar las “medidas”, basándose en las razones comentadas: además del obligado ahorro y contención del déficit, la estabilidad en el empleo y la baja productividad del funcionariado, ayudarían a que la sociedad aceptara las mismas.
Los grandes sindicatos, UGT y CC OO han reaccionado negativamente contra las medidas del Gobierno (son los tramperos McKoy y Samuelson que, como es bien sabido, en todas las historias del oeste, son hombres blancos, pero durante años y para su beneficio han mantenido muy buenas relaciones con los “Sioux”, para comerciar con ellos y venderles armas. Ahora, convencidos de la ferocidad de los indios, se han dado cuenta de su error y se enfrentan a ellos. Quieren llegar a la caravana para reabastecerles de munición, alimentos y agua).
El idilio de años mantenido por los sindicatos con el Gobierno se ha roto al entender éstos que se han quebrado los acuerdos y pactos alcanzados y que el grueso de las medidas recortan únicamente el gasto social. Han convocado una huelga de la Administración Pública y no descartan una huelga general en el país.
“Los tramperos, oportunistas y convenientes”
Pero, ¿qué decir de las explicaciones con que los
“Sioux” quieren justificar sus medidas?
¿Por qué se va contra los funcionarios?
¿Qué decir del argumento utilizado por los
“Sioux” de que se bajan salarios a cambio del
privilegio de estabilidad en el empleo?
Pues sencillamente que es mentira. Otra falacia más con que
“ZP”,
“Pequeño Cuervo Negro” quiere justificar su decisión.
La
tasa de temporalidad en el empleo de la
Administración Pública ha llegado al
26,2%, ya que cuando nos referimos a empleo publico, no hablamos solo de funcionarios de carrera, sino a todo el personal: eventual, interino y contratado laboral. En la
empresa privada, la temporalidad supone el
25,8% (
Tasa temporalidad empleo publico-privado, tercer trimestre 2009).
Por tanto, no sólo es
radicalmente falso que el empleo público sea estable por naturaleza, sino que, en nuestro país, la temporalidad del empleo público, ha llegado a superar al privado.
El
acuerdo salarial para la función pública 2010-2012, firmado por gobierno y sindicatos en el marco del diálogo social (que ahora se incumple por el gobierno), recogía como una de sus principales medidas la reducción de esta altísima tasa de temporalidad en el ámbito público.
Otro argumento que indirectamente se ha lanzado para lograr la aquiescencia social de la medida de reducción salarial de los funcionarios, es el de la
baja productividad de los mismos, y en cierto modo (quizá por omisión consciente) el reforzamiento, en estos momentos, de cierta imagen ineficaz e ineficiente del funcionariado y de la
Administración Pública, que se tiene por la sociedad.
Más jefes –políticos y desprofesionalizados- que “indios”
En todas las declaraciones públicas de miembros del gobierno para reafirmar las medidas tomadas, se ha vertido veladamente sobre la
Función Pública un tinte compuesto de
exclusividad, baja productividad e ineficiencia, reforzando un cierto
revanchismo social contra el funcionario.
El
Ministro de Fomento D. José Blanco (
“Conejo Corredor”) ha dicho:
“los parados ya están pagando el coste de la crisis, ahora es lógico que les toque también a los funcionarios”, como si la
“crisis” fuera algo ajeno y absolutamente sobrevenido y se pudiera repartir en porciones según los criterios cambiantes del gobierno.
No son buenos estos tiempos para hablar bien del trabajo de los funcionarios públicos.
Nadie nos defiende hoy, y todos se apuntan a lo
“inevitable” de las medidas que se han tomado.
“Sioux” proponiendo y
“Arapahoes” y otras tribus
callando, atacan con fiereza la caravana.
Mucho hay que decir, y en estos momentos bien alto, respecto a la
falacia de ligar la ineficacia e ineficiencia de la Administración con el trabajo de los funcionarios. Debe desmentirse con rotundidad.
Los funcionarios van a sus puestos de trabajo a trabajar, no a organizar, ni planificar, ni supervisar, ni a gestionar, ni a definir el trabajo que se realiza en las distintas
Unidades de la Administración. Por tanto, no es responsabilidad del funcionario que la Unidad en la que trabaja funcione mal, no funcione o que se suscite la duda sobre su utilidad, sino de sus
Jefes o responsables que, todo hay que decirlo, hoy en día son cada vez más designados por su
filiación o simpatía política y al margen de la necesaria profesionalidad.
Actualmente la política impregna profundamente la
Administración Pública y ello produce que vivamos el mas alto grado de
desprofesionalización en sus puestos directivos o de responsabilidad de los últimos tiempos.
Para el acceso a un puesto de responsabilidad en la
Administración Pública, no priman hoy los criterios de idoneidad, aptitud, actitud, publicidad y libre concurrencia, sino otros de contenido o vinculación más política. En la
Comunidad de Madrid a partir del
nivel 25, todos los puestos de trabajo son de
libre designación.
Los cargos así designados pocas veces se nombran según el perfil profesional requerido para el puesto, ni son evaluados, o cesados en función del cumplimiento de objetivos.
En la gran mayoría de las ocasiones
son los mismos funcionarios, los que reclaman más orden, más medios (¡que decir de la
Administración de Justicia y su histórica deficiencia en medios y personal!) para su trabajo y suplen muchas deficiencias con una postura proactiva basada en el
“mejor concepto de servicio público” y para no perjudicar, o ayudar al ciudadano. ¿Se podrá seguir exigiendo ese
“entusiasmo” a partir de ahora?
La imagen decimonónica y trasnochada del funcionario descrito por
Larra, detrás de la ventanilla, repitiendo con cadencia regular el
“vuelva Vd. mañana”, se está utilizando con
malevolencia, y no se corresponde con la realidad.
¡Pobres funcionarios!
¿De qué funcionarios hablamos? ¿Del
neurocirujano que interviene a un paciente de un tumor cerebral durante 9 horas, y que ha necesitado 11 años de formación para hacerlo? ¿De las
Fuerzas Armadas y
Guardia Civil cuya lucha contra ETA les ha cobrado una lista interminable de muertos, de sangre y de sufrimiento? ¿Del
profesor que dedica su vida a enseñar Historia a nuestros hijos? ¿De los
bomberos que arriesgan su vida en cada actuación o catástrofe en la que intervienen? ¿O quizá hablemos de todo el
personal sanitario, policía, protección civil, etc. que intervino en los
atentados de Madrid del 11 de marzo de 2004, aquellos
“funcionarios” que se incorporaron voluntariamente a sus puestos de trabajo estando de vacaciones, que trabajaron 48 horas seguidas sin descanso, sin pedir horas extras, ni nada a cambio y que dieron lo mejor de sí para ayudar, para salvar vidas, en uno de los ejemplos mas abrumadores de lo que puede entenderse por
servicio público?
¡Como olvidan estos “indios”!, hoy nadie nos ayuda y todos se han puesto de acuerdo para atacarnos.
Conviene conocer además
dos datos para situar correctamente la cuestión del personal al servicio de la Administración pública, en estos momentos de recorte de su salario:
1.-El sector público está subdimensionado tanto en el tipo de personal como en gasto, que es
inferior a la media europea.
“Porcentaje y gasto de funcionarios por habitante”
2.-En el período 1982-2007
los funcionarios prácticamente han perdido la mitad de su poder adquisitivo (42%).
Pero lo más trágico de estas medidas de
“Pequeño Cuervo Negro” no va a ser la inmediata
repercusión económica de las mismas sobre el funcionariado, sino la
desmoralización y
desincentivación a gran escala que ya están produciendo. Desmoralización que se explica porque se está perdiendo el
sentimiento de ser funcionario en el mejor sentido de la palabra, de ser
servidor público, de estar orgulloso de pertenecer a un colectivo cuando el trabajo bien hecho nos satisface, o de ser considerado autoridad pública en el ejercicio de sus funciones.
Las reglas para llegar a ser funcionario las pone el Estado (acceso, estabilidad, régimen, salarios, etc.), ¿como puede haber gobiernos que ahora echen en cara a los funcionarios a los que dirigen, que la estabilidad y el sueldo que ganan, es algo por lo que tienen que estar siempre agradecidos y les supone ser unos privilegiados?.
¿Cuanto cuesta ganar una oposición para entrar al servicio del Estado? Notarios, Inspectores, Médicos, Administrativos, etc... ¿Es que alguien nos lo ha regalado?
Y por otra parte, ¿Están bien pagados los funcionarios de acuerdo a su responsabilidad?
Estrategia injusta e irresponsable con los funcionarios
Hoy ser
funcionario de carrera (sic) de la
Administración Civil del Estado o de las Comunidades Autónomas, etc., empieza a estar mal visto. Existe cierta conciencia de estar perseguido, de
sentir vergüenza por ser lo que uno es, de ocultarse, de sentirse estigmatizados. ¿Hasta donde vamos a llegar?
Parte de
responsabilidad en esta apreciación la tienen
estas medidas económicas y la forma de ponerlas en práctica que ha elegido este gobierno. El daño aún no esta hecho del todo en la dignidad de la
Función Pública, que se vera drásticamente mermada y supondrá una erosión mayor de la que ya venía ocurriendo en la Administración.
Extenuado, un jinete ha llegado a
“Fort Laramie” para dar cuenta del ataque a la caravana. El
7.º de caballería tiene muchos asuntos que resolver y no sabe si podrá atender esa demanda. En todo caso, en la reserva india siempre habrá una tribu que marque los designios de la misma. Hoy son los
“Sioux”, pero los
“Arapahoes” ansían ejercer el
predominio. Otras tribus de menor entidad se organizan y pactan entre ellas para ser más fuertes. Se echa de menos un gran Jefe como el antiguo
“Toro Sentado” que gobernó a todos los indios y logró la paz con el hombre blanco. En fin, ya se sabe, historias de indios.
En las películas, cuando la situación era desesperada y los
“Sioux” estaban a punto de acabar hasta con las gallinas de la caravana, se oía el toque de corneta del
7.º de caballería y se sabía que la historia terminaría bien.
¿Cuál será nuestro
7.º de caballería? ¿Quizás
el Pueblo con sus votos?
Me temo que de momento no vienen.
Hay que aguantar por nosotros mismos y seguir luchando contra la irracionalidad, la injusticia, el sectarismo, el oportunismo, la desinformación, la falacia, el trato discriminatorio, de
todos los indios.
Desgraciadamente, hoy según las encuestas (
CIS, Centro de Investigaciones Sociológicas), cada vez más,
ser indio está mal visto [En el
Barómetro de abril 2010,
“La clase política, los partidos políticos” se considera el
tercer principal problema que existe actualmente en España, tras el paro y la crisis económica.].
Quizás ya no valga recostarse en el porche de nuestra casa viendo como arde la casa del vecino. Nos llegan las llamas a los pies.
Si, hoy, un funcionario no va a la huelga, está haciendo, más que nunca,… el indio.
Carlos Málaga Tello, es Médico Inspector de la Consejería de Sanidad de Madrid y Especialista en Gestión Hospitalaria.