Blogosfera Sanitaria: Situación Actual y ¿Futuro?; por J Morán
Nota del editor: Este artículo es una reedición (con enlaces e imágenes) del original publicado por la prestigiosa revista sanitaria electrónica e-RAS, en su número 37 de la primera quincena de junio 2010 (01/06/10).
Antes de empezar a tratar el asunto, me gustaría abogar (soy consciente de la dificultad) por castellanizar el término “BlogOsfera” hacia “BlogEsfera”, por lo que trata de significar de esfera, de globo, de conjunto, de comunidad de blogs. Y que deriva del término inglés blogosphere, donde sphere tendría el significado y sentido contextual aludidos.
El nombre de “blog”, procede del inglés “weblog”, por “log”, registro, diario, escrito en la “web”. El término español bitácora o cuaderno de bitácora, por asimilación al registro diario de incidencias que se escribía en los barcos, como sinónimo de blog, no ha tenido mucho éxito. En poco más de diez años, desde su surgimiento en EE UU, hoy día los buscadores tienen indexados cerca de 150 millones de blogs, de los que sólo el 60% podrían considerarse activos, aunque estos cálculos son aproximados. En España, un reciente estudio de Bitacoras.com, estima que hay unos 218.000 blogs, el 52% del mundo hispano (417.371). De ellos, sólo se han identificado como sanitarios, de cierta relevancia y activos, algo más de 300, que son el objeto del próximo (14 de junio de 2010) “I Congreso de la Blogosfera Sanitaria”.
La mayoría son blogs profesionales de un solo autor que escribe sobre su especialidad (atención primaria, farmacia, gestión sanitaria, recursos humanos, biblioteconomía, etc.) y la actualidad científica y social con ella relacionada, soliendo ser habitual un acento docente. Y junto a artículos de cierto desarrollo se publican comentarios y reseñas de otros blogs y fuentes web o convencionales. Lamentablemente, a pesar del concepto de web 2.0 (interacción entre creador y auditorio, que como resultado “recrea” y enriquece la obra original), la realidad es que se cumple la regla 90-9-1 creada por Jacob Nielsen: el 90% son audiencia, pero no generan contenidos; el 9% son editores al modificar y opinar sobre lo que otros generan, y solamente el 1% son creadores. Los comentarios escasean, suelen ser anónimos (¿exceso de pudor, temor al ridículo de emitir opiniones?), breves y de contenido muy limitado (manifestar acuerdo o desacuerdo pero sin mucho desarrollo). La interacción aparente es más entre creadores (cierto efecto de endogamia, seguramente no buscada) que entre éstos y los lectores que, afortunadamente, abundan (las estadísticas así lo dicen). La irrupción de la “red social” Twitter, que obliga a ser conciso (140 caracteres por publicación), ha ayudado a potenciar la interacción y ha agrandado el número de ese 10% (1 + 9), facilitando las referencias, comentarios y verdaderos diálogos entre autores y entre éstos y sus lectores.
Quienes tengan la experiencia de escribir con cierta periodicidad, para cualquier soporte, saben de la dureza del proceso creativo: encontrar un tema de interés, ordenar las ideas que quieren exponerse sobre él, desarrollarlas, redactarlas y, como aquí estamos hablando de blogs, editarlas y publicarlas. Por ello creo que el elevado número de blogs “unipersonales” frente a “colaborativos” es un riesgo evidente de futura mortalidad de blogs, aunque por la juventud del fenómeno y el empuje voluntarista concomitante aún no se haya hecho realidad dicha contingencia.
Lo que es un hecho incontestable es que los blogs han “democratizado y liberado” la edición de los medios de comunicación, aunque sea a niveles de “microedición” o “autoedición”. Pero que, por su acumulación, especialización y origen profesional, han alcanzado una importancia y credibilidad no previstas. De hecho, han desplazado el centro de gravedad del llamado “cuarto poder” hacia la sociedad, que ahora tiene una mayor capacidad de influencia, a través de la emisión por la web, y creación de opinión de reputados blogueros. Abusando yo también de la producción de neologismos, tan en boga al amparo de las nuevas tecnologías, me atrevería a referirme a este fenómeno como “webarquía” o “blogarquía”, según hablemos del medio o del formato mediante el que se genera ese poder real.
En el ámbito sanitario hemos tenido un ejemplo paradigmático de webarquía con la crisis de la gripe A de 2009 en la cual gobiernos y organizaciones supranacionales (fundamentalmente la OMS) quedaron en la más absoluta evidencia gestora. Todas sus planificaciones de escenarios catastróficos y medidas de tratamiento y prevención quedaron desautorizadas desde la propia sociedad que, a través de blogs, vídeos y foros de Internet (tuvo especial relevancia la acción conjunta de blogs denominada “Gripe A: ante todo mucha calma”), fueron minando las estrategias oficiales y rechazando tanto escenarios como vacunaciones de forma generalizada. Y lo que es peor para las instituciones, su credibilidad quedó seriamente dañada.
Es esta una lección que todos debemos de haber aprendido. Las instituciones a valorar mejor las opiniones y el poder de la sociedad y de los profesionales sanitarios de la base. Y éstos, que su opinión puede ser más influyente que la de las instituciones, por lo que contraen una gran responsabilidad si los mensajes no se cuidan adecuadamente o son erróneos y dirigen a la sociedad por un camino equivocado. El statu quo ha cambiado y las instituciones que gobiernan la salud pública y la blogesfera sanitaria tienen que encontrar una vía de diálogo y de relación para que en crisis futuras ambas instancias actúen coordinadamente y no como antagonistas. De no ser así, los resultados sí que podrían ser catastróficos.
Iniciativas como el próximo “I Congreso de la Blogosfera Sanitaria”, a celebrar en Madrid el 14 de junio de 2010, podrían establecer bases de organización interna de la blogesfera y de interlocución con las instituciones sanitarias.
José M.ª Morán Llanes es Médico Inspector, Máster en Salud Pública y editor creador (2005) del Blog AISSMa.org de la Asociación de Inspección de Servicios Sanitarios de Madrid, que preside.
1 comentario:
Un artículo y un análisis original e interesante. Ciertamente, la web actuó como desmentidora efectiva del "que viene el lobo". Pero ¿tendrá la blogosfera la misma capacidad para prevenir a la población cuando, de verdad, el lobo venga? Lo veo más difícil. Suele ser más fácil jugar a la contra que al ataque.
Tampoco me parece sencillo cohesionar un mundo tan individualista (¿egótico, narcisista?) como el de los blogs. A lo sumo, de la propuesta expuesta, no estaría mal que dentro de organigramas administrativos tan abigarrados (e inútiles), hubiera hueco para algún tipo de "observatorio" de lo que acontece en la web, más allá de los egocentricos y autocomplacientes Ministerio y Consejerías de Sanidad de nuestro país.
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