Agresión y Desamparo de una Médica Inspectora
El pasado mes de septiembre, una Médica Inspectora (MLPV), en su puesto de trabajo de la Inspección Sanitaria de Área, sufrió una agresión física por parte de una paciente (una mujer joven a la que se le había denegado el visado de una receta, con informe privado). Comunicada la agresión a nuestra Dirección General, ésta se limitó a dar su “apoyo moral”.
Podemos comparar esta actitud con la del Colegio Oficial de Médicos de Madrid que, además de dar el apoyo moral, puso a su disposición un abogado que la asesoró y le prestó defensa en juicio.
La diferencia de actuaciones demuestra, una vez más, lo que le importa (o lo que puede, tanto da) a la Dirección General su personal, y viene a evidenciar –también una vez más- la situación de desamparo en la que nos encontramos los miembros de la Inspección Sanitaria en el ejercicio de nuestras funciones (¡y como autoridad pública!).
¿Qué actitud debemos tomar antes hechos de este tipo?. ¿Es exigible a un trabajador (funcionario) que aplique instrucciones (normas) con riesgo de agresión, sabiendo que su empresa (Comunidad de Madrid) no le defenderá (respaldará)?. ¿Seguirán aprovechándose de nuestra profesionalidad?, saben que gracias a ella se han solventado todo tipo de situaciones porque nos sigue importando el paciente. ¿Hasta que límite vamos a llegar?
Por cierto, visto el caso en juicio, a la usuaria agresora se le impuso una multa de ¡20 euros!