11 de mayo de 2009

La Insoportable Levedad del Copago; de JR Repullo

Parafraseando el libro de Milan Kundera (La Insoportable Levedad del Ser), José Ramón Repullo ha publicado, en el suplemento "Salud" (pág. 14) del diario El País del pasado sábado 9 de mayo de 2009, el artículo titulado «La Insoportable Levedad del Copago», que reproduce en su blog sobre el Buen Gobierno del SNS.

Logotipo del suplemento de Salud de El País.
En la línea de la obra literaria citada, me atrevo a calificar el artículo de existencialismo trascendental para el futuro del SNS (Sistema Nacional de Salud), cuya lectura sugiero dada la creciente (e interesada neoliberal) actualidad de este concepto de gestión sanitaria del copago, afortunadamente ya referida en esta aceptable traducción del antaño "ticket moderador". Entre los consejeros de sanidad de las CC AA, los más activos recientemente han sido la catalana Marina Geli (PSC), fuertemente contestada y el madrileño Juan José Güemes (PP). Es interesante también la dedicación al asunto de la publicación electrónica e-RAS.

Como es habitual en José Ramón, el asunto está tratado didáctica y rigurosamente, como corresponde a su condición profesoral. Así, parte de la estimación del gasto sanitario per cápita español y las relevantes desviaciones de la media, según sectores de población. Destaca el papel de la sanidad pública como «un poderoso mecanismo de protección financiera del conjunto de la población (y no sólo de los más pobres), pues recolecta ingresos en función de rentas y los aplica a prestar servicios en función de necesidad.».

Imagen que ilustra el artículo original, como lo ha publicado el diario El País (09/05/09).
Esquematiza que «Hay tres tipos de argumentos para justificar el copago: a) el psicológico o pedagógico: al pagar se valoran más los servicios consumidos, se exigen mejor los derechos y se reconcilia el usuario con el sistema de salud; b) el financiero: se busca conseguir recursos adicionales manejando exenciones para los pobres que minimicen el impacto en la equidad, y c) el de eficiencia social: si se aplican copagos selectivamente, aumentamos el bienestar global, al reducir el riesgo o abuso moral (tendencia al uso excesivo e inapropiado cuando no se pagan directamente los servicios que se consumen). Es demasiado habitual mezclar los tres tipos de argumentos.». Y dejando de lado el primero, profundiza en el análisis de los dos siguientes, concluyendo en su falta de fundamento.

Entiende como factible el que llama «formato de “copago evitable” para inhibir conductas oportunistas de los usuarios sin mermar un ápice la capacidad de obtener servicios efectivos para las necesidades del paciente (un ejemplo sería el sistema de “precios de referencia” de los fármacos, donde se garantiza el medicamento, pero si el paciente quiere una marca comercial de precio superior, debe abonar la diferencia).».

Finalmente, afirma que «dado que el grueso de las decisiones son tomadas por los médicos, el camino más corto para reducir el uso inapropiado es contar con el compromiso del propio facultativo que lo indica, prescribe o desarrolla. Pero para ello se precisa una estrategia bien diseñada y de largo alcance».

El artículo original, como lo ha publicado el diario El País, en formato pdf, puede descargarse en este enlace.

Reseña realizada por José M.ª Morán Llanes, Médico Inspector, Máster en Salud Pública y Presidente de la AISSMa.

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