Entrevista al Médico y Bloguero Vicente Baos en Salud 2000
No es esta la primera vez que hacemos referencia a Vicente Baos en este Blog (31/08/09, 25/04/10, 28/10/10 y 18/04/11), por quien tenemos aprecio como compañero, profesional y bloguero, enlazando “El Supositorio” recientemente de forma estable junto con los de Salvador Casado, Fernando Casado (“La Sala 3”) y “A Tensión Primaria”, a quiénes correspondemos a los suyos.
Hace ya una cuantas semanas que recibí en casa el ejemplar en papel (las versiones electrónicas se demoran en exceso, casi un año) correspondiente a marzo 2011 de la revista Salud 2000, que edita la FADSP (Federación de Asociaciones de Defensa de la Sanidad Pública). Este número 131 publica una interesante entrevista con el Médico de Familia y experto en medicamentos Vicente Baos, que creo que no debe pasar desapercibida para nuestros lectores y a cuya difusión nos gustaría contribuir, aunque ya ha sido reseñada en el muy leído Blog del protagonista, donde puede ser consultada íntegramente. No obstante, sí nos gustaría destacar tres de las diez cuestiones planteadas, que transcribimos a continuación (la negrita de las respuestas es nuestra).
“A su juicio, ¿Dónde radican los mecanismos responsables del gasto farmacéutico en España?” (Pregunta 2.ª)
«Digamos mejor, los mecanismos responsables de un gasto farmacéutico ineficiente. En la cúspide de la responsabilidad está la fijación de precios y condiciones de financiación de los medicamentos por parte del Ministerio de Sanidad. La no existencia de una valoración farmacoeconómica comparativa entre distintas opciones de tratamiento de un proceso y ser todas financiadas por igual, introduce un elemento perverso. La existencia de medicamentos de marca a un precio superior al genérico que siguen financiados es otro despilfarro. La ausencia de una agencia evaluadora global sobre las actividades clínicas y terapéuticas, como el NICE británico, es otro elemento de ineficacia. Los médicos, de cualquier especialidad, no siempre comparten la idea de trabajo conjunto para mejorar un sistema público. Por falta de rigor, por interés y beneficio personal, por comodidad o por cualquier otra razón comprensible pero no adecuada, muchos médicos contribuyen a un gasto ineficiente. Las autonomías, como responsables de la gestión sanitaria pública, son muy diversas; con grandes asimetrías en cuanto al esfuerzo por mejorar las condiciones laborales y profesionales que permitan un ambiente positivo de esfuerzo conjunto. La demagogia impera y se toman decisiones populistas para captar votos que no contribuyen a un uso racional. También la demanda y las expectativas de los pacientes respecto a los medicamentos, y a la terapéutica en general, es excesiva en muchos casos. Hay que hacer un gran esfuerzo educativo al respecto.»
“Siguiendo con este razonamiento, ¿el consumo de medicamentos estaría determinado más por la oferta que por la demanda?” (Pregunta 5.ª)
«Hay demandas inducidas por necesidades sociales manipuladas, pero no es tan simple. El devenir de una sociedad no está solamente determinado por unos actores. Las relaciones humanas, económicas, sociales en general, van poniendo las prioridades en un plano distinto en cada momento histórico, y la salud no está ajena. El sistema sanitario público está diseñado para que nadie quede fuera de un mínimo de atención o quede sin ser tratado de una enfermedad grave o cara. Pero al masificarse, al disponer de ella sin un coste directo sensible al paciente, el abordaje de los problemas se simplifica por falta de tiempo o de posibilidades reales de actuar en las condiciones de que disponemos; por ello, la respuesta farmacológica es la más directa, sencilla y además financiada. ¿Cómo abordar de otro modo los problemas de ansiedad, depresión, fibromialgia o cualquier otra patología que se beneficiarían de otras aproximaciones? El consumo de medicamentos es la vía rápida para limitar el tiempo y la dedicación que los problemas de salud en su dimensión global necesitan. Es lo que ofrece el sistema sanitario, y es insatisfactorio en muchos casos.»
“¿Podría sugerir alguna medida para racionalizar el uso de medicinas financiadas con fondos públicos?” (Pregunta 9.ª)
«Quizá soy muy radical, pero después de sufrir los recortes salariales en aras de la mejora de las finanzas del país, creo que en medicamentos se puede hacer mucho más, no dejándose amedrantar por la industria farmacéutica y los Colegios Farmacéuticos. Sin estudios farmacoeconómicos favorables no deberían ser aprobadas nuevas terapias, no se deberían financiar medicamentos con marca que mantengan un precio superior al genérico, se deberían retirar definitivamente de la financiación todos los medicamentos de eficacia dudosa (todavía quedan muchos), se deberían hacer guías estrictas para el uso de los medicamentos en patologías comunes y abordaje controvertido (osteoporosis, por ejemplo).»
Como contraste con lo que piensa una mayoría de profesionales y técnicos que aman al Sistema Nacional de Salud y lo que representa, unos días después de la edición de la entrevista reseñada se difundía la noticia de una ampliación del negocio farmacéutico con escenificación de bondadosa colaboración (“Nuevo Plan Sectorial de la Industria Farmacéutica”) de la que también se ha hecho eco Vicente. ¡Cuánta demagogia y qué poco futuro tiene la financiación y el uso racional del medicamento!
Reseña realizada por José M.ª Morán Llanes, Médico Inspector, Máster en Salud Pública y Presidente de la AISSMa.
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