29 de julio de 2008

Hábitos de Vida y Riesgos, Tabaco y Salud; de Manuel Oñorbe

Presentación realizada por José M.ª Morán Llanes, Presidente de la AISSMa.
El pasado 23 de junio de 2008 se publicaba en Diario Médico [véase imagen anexa] una reseña sobre la conferencia que Manuel Oñorbe dictó en un foro de debate organizado por la Escuela Gallega de Administración Sanitaria, en La Coruña, la semana anterior. Por la militancia de nuestro blog en asuntos de salud pública, especialmente contra el tabaco (véase la imagen de "Blog sin Humo", al final de la barra lateral derecha), nos pareció del mayor interés ampliar dicha información. Así se solicitó a su autor, siendo la reacción de "Manolo" la de facilitar el contenido íntegro de la conferencia para su publicación, lo que le agradecemos y elogiamos.

Manuel Oñorbe en Diario Médico del 23/06/2008
Aunque, sin duda, el titular periodístico de “Es necesario endurecer la Ley Antitabaco cuanto antes” tiene una mayor garra, el titulo de la conferencia y su desarrollo son más extensos. Se introduce con un doble planteamiento médico y salubrista, diferenciando entre riesgos impuestos y riesgos asumidos, siendo éstos modificables a través de hábitos saludables. Luego, se entra de lleno en el asunto del tabaco, donde reflexiona sobre la concepción de la Ley con sus múltiples negociaciones y “presiones de todo tipo”; las vergonzosas maniobras de politización que han retrasado y dañado su aplicación efectiva; los propios errores de comunicación a la sociedad, etc. Y se concluye con cuatro líneas de acción: Seguir legislando (endureciendo la Ley y sus efectores, como el precio del tabaco); investigando y regulando las ayudas para dejar de fumar; hacer cumplir la ley con inspección y represión; y apoyarse en la gente, volver a abrir el debate en la lucha contra el tabaco.

Sin duda, el debate sigue abierto en la sociedad y en los medios de comunicación que no cesan de producir información sobre este asunto. Es cierto que, a pesar del balance positivo, hay grandes
puntos negros como el de la hostelería donde no sólo se incumple la norma, con perjuicio para clientes pero sobre todo para trabajadores, sino que realiza el 60% de las ventas del “tóxico”. Llama la atención el silencio sindical para esos más de 600.000 trabajadores. Afortunadamente médicos y pacientes siguen en la brecha y están pidiendo una mayor restricción, viendo los mejores resultados de países como Francia, Italia e Irlanda donde se ha sido más responsable en cuanto a la hostelería y no ha costado tanto que no se fume en bares y pubs. La propia Comisión Europea considera que el precio del tabaco en España es un 18% más barato y ha propuesto su subida. Todo ello contrasta con una posición entre indecisa y cobarde del Ministerio de Sanidad que parece pensar en lo “políticamente correcto” antes que en liderar la salud de la población, a pesar de las tendencias presentadas en el “Barómetro Sanitario 2007” que el mismo Ministerio ha publicado (más del 53% cree que no se cumple la Ley y en un año han subido 8 puntos, hasta el 42%, quienes creen que debe endurecerse).

Manuel Oñorbe de Torre es Médico Epidemiólogo. Durante años ejerció responsabilidades en Promoción de la Salud y Epidemiología en la Comunidad de Madrid; ha sido DG de Salud Pública del Ministerio de Sanidad y Consumo durante el período 2004-2008 y previamente DG Salud Pública de Castilla La Mancha, hasta 2004. Entre los numerosos proyectos de Salud Pública de los que ha sido impulsor en España en los últimos años, merecen destacarse la Ley Antitabaco y el desarrollo del Sistema de Alertas Sanitarias. También es editor de la Revista de Administración Sanitaria Siglo XXI, una de las más prestigiosas en esta materia, en lengua española.

Presentación de imágenes de contrapublicidad antitabaco tomadas de
www.malababa.org/



Hábitos de Vida y Riesgos, Tabaco y Salud; de Manuel Oñorbe

Quiero comenzar mi intervención sobre “Hábitos de vida y riesgos, tabaco y salud”, con dos planteamientos básicos que creo que hay que hacer antes que nada. El primero es un planteamiento médico, de evidencia científica sobre la relación de determinados factores ligados al comportamiento, con la salud y la enfermedad. El segundo es un planteamiento sanitario, de salud pública, sobre nuestra obligación como sanitarios de intentar que esos comportamientos personales sean saludables y no perniciosos para la salud de los ciudadanos que nos han encargado velar por su salud y además nos pagan por hacerlo.

Empiezo por el primero. La relación entre la enfermedad y nuestros hábitos y comportamientos se conoce desde los comienzos de la humanidad, lo que ha cambiado es la relación causal de esos factores con la enfermedad y la responsabilidad de esos factores con el proceso de enfermar.
Que el alcohol era malo para nuestra salud se sabía desde siempre, lo que ha cambiado es la relación entre el alcohol y algunas enfermedades y el peso que el alcohol tiene en la etiopatogenia de esas enfermedades. Lo mismo podemos decir de comportamientos ligados a la alimentación o a la vida sexual.

Por otro lado, los avances en el control de las enfermedades infecciosas, y el predominio de las enfermedades crónicas en sociedades como la nuestra han hecho que nuestros hábitos junto con factores ligados al hábitat adquieran una importancia fundamental, aunque, no lo olvidemos, vuelvo a la idea anterior, también en las enfermedades infecciosas se sabía que los comportamientos, hábitos y condiciones de vida ayudaban o eran necesarios para que se produjese la enfermedad.
Hoy, nadie pone en duda que los hábitos están ligados a algunas enfermedades.

Y quiero explicar lo de algunas. Nadie puso en duda cuando negociábamos, hace ahora tres años, con tabaqueras, hosteleros o sindicatos y políticos, la ley del tabaco, que el tabaco daba cáncer o EPOC… Pero, hace 25 años, cuando negociábamos un Real Decreto de tabaco sí que se ponía en duda que el tabaco fuese malo.
Por el contrario, cuando negociamos dos años después el fallido proyecto legislativo contra el alcohol, sí que se puso en duda su relación causal con el enfermar e incluso el vino está considerado en nuestra legislación como un alimento.

Bien, si como digo ya nadie pone en duda la relación de los hábitos y comportamientos con nuestra salud, el trabajo será identificar y cuantificar esos hábitos y comportamientos que influyen sobre el binomio salud-enfermedad, para luego poder abordar su control.

Esto ya es el segundo planteamiento. Si tenemos identificados y cuantificados hábitos y riesgos ligados a nuestra salud, nuestro deber como sanitarios será intentar potenciar todo aquello ligado a la salud y minimizar todo lo que esté relacionado con la enfermedad.

Avancemos un poco más: ¿Y esto cómo se hace? ¿Hasta donde se debe llegar?
Lo primero que hay que planear es que es preciso diferenciar entre riesgos impuestos y riesgos asumidos…
Riesgos impuestos, más o menos impuestos, son por ejemplo la contaminación atmosférica, los aditivos alimentarios, el cloro en el agua o las radiaciones de las antenas que tenemos encima de este edificio de los teléfonos móviles, es decir, riesgos que no podemos evitar con un comportamiento personal activo, obviamente en circunstancias normales y para la mayoría de la población.
Riesgos asumidos son aquellos que sí están más ligados a comportamientos personales que pueden ser cambiados, el tabaco, el alcohol, el ejercicio físico, las grasas de determinado tipo, el exceso de consumo de alimentos, etc. serían ejemplos de riesgos asumidos aunque también, como antes, es difícil generalizar máxime en temas como el tabaco o el alcohol en que frente a nuestra información la población recibe el estímulo de campañas costosísimas que asocian ese hábito al triunfo, al sexo o a la felicidad.

De una manera general, yo diría que nuestra labor como sanitarios es, frente a los riegos impuestos, la vigilancia, la inspección, las medidas legislativas, etc. Es nuestra responsabilidad ya que para los ciudadanos es cada vez más difícil conocer y, desde luego, enfrentarse a estos riesgos impuestos.
Como decía antes, es nuestra responsabilidad y para ello nos pagan.

Frente a los riesgos asumidos, la labor también es en parte la misma, pero aquí hay que sumar la educación, la promoción de la salud, es decir, el trabajo con los ciudadanos desde el comienzo de su libre albedrío.

Ahora quiero hacer unas reflexiones sobre el tabaco enmarcado en estas consideraciones generales:
En primer lugar, señalar que el sacar adelante la ley del tabaco fue una labor larga, dura, ilusionante y quemante.
Nunca había sido consciente de los intereses que se mueven…, los cientos de enmiendas muchas de ellas hechas por las mismas plumas, grupos, famosos gabinetes de abogados y presentadas curiosamente por distintas formaciones políticas… Supuso un largo camino parlamentario, horas de reuniones y trabajo, decepciones, esperanzas, presiones de todo tipo…

El segundo gran recuerdo o reflexión que tengo de esos dos años es el de la utilización política del tema. Utilización que fue, desde el principio, una vergüenza, ahora se puede decir, una vergüenza
Creo que muchos de los problemas que hemos tenido y estamos teniendo para el cumplimiento de la Ley se deben al oxígeno que desde algún grupo político y alguna Comunidad Autónoma le dieron a fumadores y lobbys del tabaco.

Pero es necesario también hacer una autocrítica y una reflexión sobre el tema en lo que se refiere a la imagen que hemos dado, o que interesadamente nos han puesto… La imagen que hemos dado a los ciudadanos desde la salud pública, en algunas ocasiones, y que es la que han utilizado contra nosotros, en el tabaco, pero podemos generalizar a las políticas de prevención y promoción sobre factores del comportamiento que condicionan la salud.
Es necesario que transmitamos el mensaje, mensaje progresista, de que se es más feliz cuando uno está bien con su cuerpo, que no se trata de vivir más porqué sí, sino de vivir mejor, que se disfruta más si se hace ejercicio o no se fuma o se tiene una vida sexual satisfactoria.
Y, desde luego, no entrar ni permitir discusiones interesadas, en que se quieran relacionar hábitos y comportamientos con derechos y libertades.

Tercera reflexión, lo que ha ido peor en toda España ha sido claramente la hostelería, pero para mí no sólo porque no se haya cumplido la ley mejor o peor, porque en este aspecto creo que la Ley debió ir más allá o haberlo dejado todo más claro, sino por la parte de riesgo impuesto a los miles de trabajadores del sector y aquí los sindicatos tienen también que hacer sus reflexiones.
No es de recibo que permitamos que en los restaurantes los camareros inhalen el humo de tabaco de los comensales sabiendo que más de 500 personas mueren anualmente por haber sido fumadores pasivos.

¿Y ahora? ¿Qué se puede o debería hacer?
Analicemos la situación:
Uno. El Gobierno ya ha dicho que no se va a legislar. … Creo que queda por legislar para la hostelería y para la promoción y publicidad. Aparte de los precios del tabaco.

Dos. Hay que replantear el tema de ayudas para dejar de fumar… El debate del Día Mundial Sin Tabaco del pasado día 31 de mayo ha sido muy principalmente el de los tratamientos para ayudar a los fumadores. Es preciso un estudio y resituación de los tratamientos en el marco de la lucha antitabáquica.

Tres. Hay que hacer cumplir la ley con inspección y represión.

Y, por último, hay que apoyarse en la gente, volver a abrir el debate como se hizo en 2004, en base a la evidencia científica, hay que seguir resaltando que el tabaco produce 50.000 muertos al año, que es causante de mermas importantes de la calidad de vida, de enormes gastos para el sistema sanitario que pagamos todos, etc. Y en base a la opinión de la población que claramente, según lo que yo conozco, está a favor de que se aumente el control sobre el aire contaminado por el humo de tabaco y porque se legisle más audazmente… actuar.

Es el momento, en cuanto se acerquen las elecciones no se podrá, lo hemos visto en las elecciones del pasado marzo en que los partidos no han hecho mención a endurecer la Ley o nuevas medidas, y ello, no creo equivocarme, porque los fumadores enfadados sí mueven votos y los no fumadores …

En cualquier caso, por lo que vemos a nuestro alrededor, hay que ser optimistas, creo que es cuestión de tiempo, que igual que ahora no se admitiría que alguien se pusiera a fumar en el autobús o en un avión, dentro de unos años nos parecerá la prehistoria cuando los restaurantes estaban llenos de humo.

Gráficos del resumen (págs. 19-20) del Barómetro Sanitario 2007

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