¡A los Caballos que Vienen los Indios!, 2.ª parte; por C Málaga

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Dejamos a “ZP”, “Pequeño Cuervo Negro”, ensimismado en sus pensamientos.

Con la vista puesta en el horizonte, cada vez más oscuro, de la gran nación “Sioux”, repasaba las razones de las medidas económicas que había tomado:

“Que todo el personal al servicio de la Administración del Estado cobre menos, un 5% de media”, esta era su gran decisión, fundamentada en:
1.º Hay que ahorrar para disminuir el enorme déficit público.
2.º Los trabajadores públicos tienen un trabajo fijo.
3.º Su escasa productividad, justifica definitivamente la medida y será apoyada por toda la sociedad, que siempre lo ha considerado así.

Algunos “Sioux” de su propia etnia, se mostraban inquietos con las medidas del gran Jefe “Pequeño Cuervo Negro”. Pero los realmente atemorizados eran los sitiados de la caravana: “la Inspección Sanitaria no resistirá este envite definitivo”, pensaban.

La Inspección Sanitaria no resistirá este envite definitivo

A pesar de la rotundidad de las razones de “Pequeño Cuervo Negro”, algo chirría en toda esta argumentación, hay algo que no cuadra, que no se entiende bien. Más bien, que no se entiende nada.

Porque, pensando, pensando, pensando, uno se hace las siguientes preguntas:

Respecto al primer motivo (ahorrar para disminuir el déficit), no puede negarse que ahorrar está bien en esta situación, pero ¿porqué fundamentalmente de los trabajadores públicos?, es decir, ¿porqué, si hay que ahorrar, no se ahorra de todo lo que en un país conforma el gasto: todas las partidas presupuestarias, en el porcentaje necesario para alcanzar el objetivo propuesto de minoración del déficit?

¿Qué tiene de malo? No sólo no tiene nada de malo, sino que sería obligado. En una situación de crisis, la pregunta es: ¿qué partida es realmente “intocable”?

Aunque suene muy políticamente incorrecto, incluso en la cobertura al desempleo podría y debería exigirse algún esfuerzo por el Gobierno. Cuando, además, se apunta por los expertos, que una protección tan larga de esa contingencia supone un incentivo negativo para la búsqueda de empleo.

¿Y que decir del voluminoso gasto llamado “corriente” del Estado? (lo que se gasta a diario en todas las Administraciones), ¿no se va a ahorrar nada?, ¿no se van a plantear objetivos de gestión de ahorro? En nuestro ámbito, por ejemplo, el descontrol del gasto farmacéutico es manifiesto y monumental, basado sobre todo en la cultura del “gratis total”. ¿No se puede ahorrar ni gestionar mejor?

¿Y las carteras de servicios? (lo que el estado ofrece como servicios a los ciudadanos), ¿no se pueden minorar en esta situación? ¿En estos momentos, hay que seguir financiando, por ejemplo, el cambio de sexo, o los “viajes del Imserso” a Benidorm para los ancianos con ganas de baile?

¿Y algunas estructuras administrativas públicas cuya ineficiencia es notoria, o muy superflua?, ¿no pueden al menos reducirse o modificarse? Desde Ministerios a direcciones generales, desde delegaciones catalanas o vascas en Zinbawe, hasta Institutos dedicados a la recuperación de la cestería en mimbre Sudanesa. ¿No pueden suprimirse o contenerse? ¿De verdad que no se ahorra si se suprime un Ministerio?

El clásico edifico de “Sagasta 6”

En nuestro ámbito sirva como ejemplo la dimensión de la estructura administrativa que soportaba la gestión sanitaria en Madrid, antes de las transferencias: para entendernos, la contenida en el edificio de la calle “Sagasta”. Allí se llevaba todo. Atención Hospitalaria, Primaria, Personal, Reclamaciones, Inspección, etc.
¿Hoy, se ha multiplicado por 2, por 4, por 10? “Aduana”, “Sollube”, “Recoletos”, “Sagasta”, “Julián Camarillo”, etc., son nombres de grandes edificios que albergan este desproporcionado crecimiento estructural ¿No se puede contener? ¿Qué resultados se han obtenido? Desde luego, no creo que se justifiquen por haber reducido un céntimo el déficit público.
No hablemos de las veleidades imaginativas en la creación de unidades administrativas de algunos de nuestros dirigentes ¿recordamos las Agencias Sanitarias? ¿No es eso el estereotipo del despilfarro?

¿Y las subvenciones públicas?, ¿no puede considerarse su drástica reducción en estos momentos? De todas. Pero llega a ser sangrante, por ejemplo, que se subvencionen películas que no llegan nunca a proyectarse.
¿Porqué tenemos que financiar los ciudadanos en estos momentos y a este nivel a los sindicatos y a los partidos políticos? (a todos, reacuérdese Batasuna). ¿No puede suprimirse o rebajarse la cuantía de su financiación?
¿Que pasa con el PER (Plan de Empleo Rural) en Andalucía o Extremadura donde ya forma parte de la vida de la gente? No digo que se suprima, pero si que se exija un esfuerzo solidario en estos momentos. ¿Es esto tan irracional?

¿Y la duplicidad o triplicidad administrativa en la prestación de servicios entre distintas Administraciones? ¿No puede eliminarse o regularse con urgencia para evitar gastos? (ejemplo: urgencias sanitarias atendidas en Madrid por el Ayuntamiento y por la Comunidad).

Gráfico sobre las Empresas Públicas

¿Y las empresas públicas?, todas, estatales, autonómicas o municipales ¿No pueden reducirse? ¿No van a colaborar al ahorro? ¿Sus trabajadores no son personal al servicio del Estado? Ya se ha dicho por la vicepresidenta Teresa Fernández de la Vega que no, (ella es “Búho Triste”, chamán de los “Sioux”, capaz de los más difíciles sortilegios, por ejemplo: convertir el negro en blanco) Cuando además acumulan una deuda de casi 45.000 millones de euros, que esta sí es “pública” totalmente y va a ser en parte enjugada con la reducción de nuestros salarios.

¿Y las CC AA y Ayuntamientos? ¿Se va a limitar su capacidad de endeudamiento? Ejemplo del Ayuntamiento de Madrid: enterramiento M-30, crecimiento estratosférico de la administración municipal, etc., han dado lugar a una deuda de 6.600 millones de euros, que supone el ¡25% de la deuda del conjunto de todos los ayuntamientos de España! ¿Hasta donde vamos a llegar?
Sin ánimo de ser demagogo, propongo un paseo por la calle Serrano contemplando como la bajada de nuestros sueldos va a seguir financiando los 150 euros que cuesta cada piedra de granito del enlosado.
Nada contra la creación o renovación de infraestructuras, pero hay que decirlo bien alto y bien claro: no se puede llegar allá donde no se tiene dinero para llegar. Porque, entre otras cosas, así gestiona cualquiera.

¿Y las contrataciones del personal de las distintas Administraciones?, ¿se van a paralizar, controlar o reducir drásticamente? Porque estaría bueno que nos redujeran el sueldo y se siguiera con el incremento de personal que históricamente se ha producido (en los dos primeros meses de 2010 el crecimiento en los gastos de personal del Estado ha sido de un 4,6%).

Y una última pregunta, por incrédulo que es uno, ¿el ahorro que se produzca con la minoración salarial del personal público va a ir seguro a enjugar deuda? Porque todo puede ocurrir…

Todo lo anterior, dicho solo desde el punto de vista del gasto público. No entraremos hoy, porque no toca, a hablar de los ingresos del estado (esperaremos a que “Pequeño Cuervo Negro” tome medidas en este sentido), pero mucho me temo que, dada la naturaleza sanguinaria de los “Sioux”, las medidas apunten a presas fáciles.

La política de “Pequeño Cuervo Negro” no es asumible, y su razón principal para recortarnos el sueldo es una falacia. Luchar contra el déficit no puede sustentarse en quitarles 4.500 millones de euros a las retribuciones de los funcionarios, y en poco más, sin tocar ni un euro de lo que se está dilapidando y sin plantear un verdadero plan global de reducción del gasto público que afecte a todo lo que más arriba se ha mencionado.

Es como si en una economía familiar se decidiera solo ahorrar en las pagas semanales de los niños, en la compra de nuevos electrodomésticos, o en las galletas que le gusta comer al abuelo y se siguiera derrochando en gas, luz, agua caliente, ropa, sirviendo caviar cada 3 días e invitando a los vecinos al festín.

El ministro de fomento D. José Blanco, alias “Pepe Blanco” (él es “Conejo Corredor”, primer explorador de los “Sioux” y fiel servidor de “Pequeño Cuervo Negro”, va siempre de avanzadilla contra el enemigo), ha dicho últimamente, para justificar la reducción de sueldos a los funcionarios, que «se ha hecho para evitar tocar el resto de partidas del presupuesto, que suponen al fin, tocar el “estado de bienestar”».
Esta es la gran falacia que ha calado en la sociedad.
¿Puede alguien considerar que el “malgasto” que hemos enumerado forma parte del “estado del bienestar”?

Viñeta de El Roto (El País 06/02/2010)

La mejor manera hoy, de convencer a los funcionarios para que “colaboren” a la disminución del déficit, es que la congelación o disminución de sus salarios formara parte de un plan global del Estado de recorte del gasto público, que comprenda la totalidad del Presupuesto, acompañado de una legislación restrictiva del nivel de endeudamiento de las Administraciones Públicas.
Lo demás, lo que se ha decidido, es política de la mala, es decir, injusta, oportunista y calculada para que haga el menor daño a quien la realiza y logre más fácilmente el consenso para ejecutarla.

No es, por tanto, política de Estado, la que necesitaríamos en estos momentos.

Llueve en la pradera y el barro enloda los caminos de los “Sioux”. Muchas cosas han cambiado en este gran Pueblo. Ya no son como antes.

“Pequeño Cuervo Negro” está nervioso. Un jinete ha escapado del cerco a la caravana para pedir auxilio y sus más rápidos guerreros no le han dado alcance.

Sabe que las noticias de su asedio llegarán a “Fort Laramie”, donde acampa lo que él más teme: el 7.º Regimiento de Caballería.

“Búho triste” la hechicera, en lo alto de la colina, convoca a Manitú para pedirle su fuerza, pero hoy, en esta noche lluviosa, no aparece…

¿Habrá abandonado a los “Sioux”?

(continuará…)


Carlos Málaga Tello, es Médico Inspector de la Consejería de Sanidad de Madrid y Especialista en Gestión Hospitalaria.